En época de elecciones, es frecuente escuchar los problemas que hay para votar desde el extranjero. La verdad es que es un tema que pasa un poco de refilón, y al que no se le da la suficiente importancia y repercusión. Y no se trata de un tema baladí: cerca de 2 millones de españoles con derecho a voto viven en el extranjero. No son precisamente pocos.
Esta vez, debido a mi estancia en Turín por motivos académicos, he podido sufrir en mis propias carnes lo que es votar (o intentar votar) desde el extranjero. Y ya puedo decirlo: votar desde el extranjero no es nada fácil. De hecho, no lo he conseguido.